Escritura inclusiva, ¿a favor o en contra?

Feb 9, 2021 | Cultura, Idiomas

Escritura inclusiva

La escritura inclusiva es un concepto relativamente reciente y del cual cada vez escuchamos más hablar.

Antes de introducirnos en profundidad en el debate, queremos contextualizar de dónde surge concretamente la demanda por una escritura inclusiva o un lenguaje inclusivo.

En nuestra lengua, el género masculino es el que siempre se ha utilizado por defecto para designar todos los géneros neutros.

Ha sido recientemente cuando se han alzado algunas voces en defensa de una escritura inclusiva, en la que los géneros masculino y femenino dejen paso a un «neutro equitativo«, en vez de designar expresamente el masculino.

Por el contrario, también surgen detractores a esta nueva forma de entender el lenguaje, que no consideran que sea machista en sí mismo.

¿Qué es la escritura inclusiva?

La realidad de nuestro idioma es el androcentrismo. Si bien tradicionalmente se ha aceptado este rasgo, no hay que olvidar que el lenguaje tiene la capacidad de construir una realidad.

De esta forma, se cierra el círculo y se plantea una cuestión al aire: ¿es el idioma el que crea el machismo, o es el machismo el que crea el idioma?

Escritura inclusiva

Sea como fuere, la escritura inclusiva se postula como una posible solución para evitar los micromachismos del lenguaje en un intento por integrar los géneros masculino y femenino por igual.

Hay quien entiende el lenguaje inclusivo como una simple sustitución de las letras «a» y «o» (que designan normalmente el género de los sustantivos, artículos o adjetivos) por caracteres comodín, como la arroba (@) o la «x»: utilizar, por ejemplo, «l@s trabajador@s” o “lxs trabajadorxs» en vez de «los trabajadores», para dar a entender que este colectivo lo integran, indistintamente, hombres, mujeres y género neutro.

Propios recursos de la lengua

Otras opiniones afirman que hay que ir más allá, y utilizar los propios recursos existentes de nuestra lengua para designar a personas o colectivos sin necesidad de especificar su género: «plantilla» en vez de «trabajadores», o «familias» en lugar de «padres y madres».

Las diferentes opiniones sobre la escritura inclusiva

A favor de la escritura inclusiva

La escritura inclusiva ha irrumpido con fuerza en colectivos como fundaciones sin ánimo de lucro, asociaciones LGTBI u organizaciones feministas y de defensa de los derechos de la mujer.

Estos colectivos responden a la anterior pregunta con rotundidad: un lenguaje machista fomenta una sociedad machista.

Defienden que un lenguaje androcéntrico retroalimenta la exclusión de la mujer en la sociedad, y promueve el tradicional predominio del hombre.

Siguiendo esta línea argumental, se considera que el lenguaje tiene la fuerza suficiente para crear una realidad, no solo para representarla: si el idioma sigue siendo machista, se seguirá creando una sociedad donde la identidad femenina seguirá soterrada bajo el dominio masculino.

Para contrarrestar este efecto tan arraigado, se propone la escritura inclusiva: que el lenguaje se torne más inclusivo, y se supriman las palabras que designen solo al género masculino si en su significado también se puede ver incluido el género femenino.

¿Y por qué se considera necesario romper con el ancestral androcentrismo de nuestra lengua?

Estos colectivos consideran la realidad de nuestra sociedad como una muestra de machismo a gran escala: la vergonzosamente gran cantidad de mujeres víctimas de violencia doméstica, la inagotable brecha salarial y de promoción laboral entre hombres y mujeres, o las grandes dificultades de conciliación familiar a las que se tienen que enfrentar las mujeres una y otra vez.

De algún modo, se considera que es necesario transformar esta realidad, y la mejor forma de hacerlo es empezar por el lenguaje: acostumbrarnos a designar a las personas como tales, y no haciendo un hincapié innecesario en su género.

En contra de la escritura inclusiva

Por el contrario, numerosos catedráticos de la RAE, en su mayoría hombres, defienden que no es necesario realizar ninguna modificación en nuestra lengua, ya que consideran que el lenguaje es machista porque la sociedad es machista: no achacan ni atribuyen al lenguaje el poder de influir sobre el machismo o el feminismo de la sociedad, sino que simplemente asumen que la sociedad es androcéntrica y el lenguaje refleja dicha realidad.

Adicionalmente, estiman que es inviable y redundante emplear el lenguaje para designar indistintamente a hombres y mujeres, cuando se da por sentado que se puede inferir del propio significado de las palabras las condiciones de ambos géneros: aluden a la economía del lenguaje, al que consideran con capacidad suficiente para designar a todos los colectivos y representar todas las realidades.

Por último, el discurso en contra de la escritura inclusiva establece que el género neutro (por defecto, el masculino) está preparado para designar indistintamente a hombres y mujeres, y que no se debe realizar una interpretación tan subjetiva, tildando de machista al género neutro solo por ser masculino.

¿Es conveniente utilizar una escritura inclusiva, o no es necesario tener que modificar ningún aspecto del lenguaje, ni cambiar la forma de escribir?

Como siempre, hay opiniones para todos los gustos: hay quien aboga por crear una realidad libre de machismo mediante el lenguaje, y otros consideran que alterar la forma de escribir podría restar legibilidad al idioma.

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