La comida está estrechamente relacionada con la cultura de cada país, además de con nuestra salud. Explorar las diferentes tradiciones culinarias de otros países es una pasión muy común.
España es un país claramente exportador: en 2021, las exportaciones agroalimentarias y pesqueras supusieron el 19 % de las del conjunto de la economía española y las importaciones el 12 %.
Así, la importancia de la traducción gastronómica en este proceso es esencial. Cada vez más distribuidores, chefs, productores o fabricantes de la industria acuden a ella.
No obstante, como veremos, en esta especialización se pueden cometer errores garrafales si no se tiene la suficiente pericia lingüística y cultural. Te invitamos a descubrirlo en este artículo. ¡Que aproveche!
¿Qué necesita ser traducido en el sector gastronómico?
Aunque así lo parezca, Italia no es el único país que exporta a todo el mundo. Desde Chipre a Tailandia, la comida es una industria internacional y los traductores, una pieza fundamental.
En una agencia de traducción profesional, como BeTranslated, proporcionamos traducciones de una gran variedad de textos relacionados con la alimentación y las bebidas, como por ejemplo:
- Etiquetas de envases alimentarios.
- Páginas de e-commerce alimentario.
- Documentos APPCC (un sistema que identifica, evalúa y controla riesgos importantes para la seguridad alimentaria).
- Vídeos y aplicaciones para páginas web.
- Documentos de manufacturación alimentaria.
- Descripción de productos.
- Recetas (análisis nutritivo).
- Estándares de calidad.
- Formación en seguridad alimentaria.
- Guía de los equipos de procesamiento de alimentos.
- Recetas y libros de cocina.
- Menús.
- Contenido de marketing.
A continuación, echaremos un vistazo a algunas de las complicaciones y problemas que este tipo de traducción presenta y el porqué de contratar a un traductor profesional en gastronomía.
Menús mal traducidos
Estás de viaje en un país en donde se habla un idioma diferente al tuyo, llevas toda la mañana paseando, en donde tus piernas te suplican un descanso y tu estómago algo de comida, así que decides sentarte en un restaurante a pesar de que sabes que elegirás a ciegas debido a una incomprensión integral de la carta.
En ese momento te acuerdas de tu profesor/a de inglés y te maldices por no haber estudiado más.
Pero… ¡bingo! El camarero te da un menú en español. Le agradeces haberte salvado de un posible plato fallido que te hubieras comido por educación y, sobre todo, por hambre, pero que en ningún caso hubieran apreciado tus papilas gustativas.
No obstante, a medida que lo vas leyendo te das cuenta de que puede que tu salvavidas esté pinchado.
Entonces, tienes una pequeña crisis existencial y te replanteas, tal y como lo hacemos los traductores al leer la carta de un restaurante, si eres realmente hispanohablante.
Lo que al principio había sido una buena noticia, se vuelve un laberinto de términos cuya salida —piensas lógica, pero erróneamente— es el traductor automático de Google.
No obstante, está claro que, sí, ¡eres hispanohablante! El problema es que el texto que tienes delante no está escrito en tu idioma, sino en una especie de «seudoespañol» creado por alguien sin experiencia en traducción.
¿Comida intraducible?
A veces, las confusiones traductológicas vienen de nombres locales que son un tanto bizarros. Por ejemplo, el nombre francés original de la torrija, pain perdu, sería «pan perdido» en español.
Por no mencionar algunos de los extraños, pero maravillosos y originales, nombres italianos para los diferentes tipos de pasta: orrecchiette («orejitas»), strozzapreti («estrangula curas») o vermicelli («gusanitos»), entre muchos otros.
No obstante, el español tampoco se queda corto en términos gastronómicos estrafalarios. ¿Conoces la «ropa vieja», la «olla podrida», el «duelos y quebrantos» o el «atascaburras»? No suenan muy apetecibles, pero te aseguramos que algunos están de rechupete.
Te revelaremos una de las recetas de este menú lingüístico: la manera más común de abordar estos términos suele ser dejar el plato con su nombre original y describir los ingredientes en el idioma meta. Por ejemplo: Spaghetti a la Puttanesca se podría leer así en un menú traducido al español:
- Spaghetti a la Puttanesca: espaguetis con salsa de tomates pelados, olivas negras, alcaparras, ajo y orégano.
Entonces, ¿por qué no traducir los ingredientes en Google y olvidarte de contratar a un traductor profesional?
Bueno, este tipo de traducciones puede conllevar equivocaciones «tontas» como, por ejemplo, traducir Serrano ham por «jamón york», cuando el texto original se refiere a «jamón serrano».
Así, solo un traductor humano podrá crear un texto perfecto.
Las redes sociales están repletas de memes sobre traducciones pésimas de menús y, seguramente, las traducciones literales te hagan reír durante la cena y lleven a esos memes virales, pero pueden dificultar y retardar la tarea de tomar la comanda, entre otros.
Como veremos, la cuenta, en un restaurante que ofrezca un menú con errores de traducción, puede salir muy cara.
Alergia a la traducción gastronómica de mala calidad
Esta especialidad no consiste solamente en traducir recetas deliciosas y críticas de la trattoria más auténtica de Florencia, sino que la exactitud de la traducción puede ser una cuestión de vida o muerte. En lo referente a la traducción de ingredientes para las etiquetas alimentarias, no hay margen de error.
Efectivamente, hoy en día hay mayor conciencia sobre la gran cantidad de personas con alergias e intolerancias alrededor del mundo, por lo tanto, detallar con exactitud es crucial. Imagina el problema que podría causar confundir los piñones (pine nuts) con los cacahuetes (peanuts).
No nos olvidemos de los requisitos dietéticos de cada individuo, como el veganismo o el vegetarianismo, entre otros. Tus comensales tienen derecho a saber exactamente qué es lo que van a ingerir.
Para sortear cualquier conflicto, también puedes considerar contratar un servicio de localización para que eche un vistazo a las imágenes y al texto de los embalajes, algo esencial si quieres que tu producto sea respetuoso y adecuado (culturalmente hablando) en otros mercados.
Por todo ello, si quieres que tu negocio dé una imagen profesional, que tu menú no se haga viral en internet en forma de meme y, lo que más te debería importar, que tus platos no supongan un riesgo para tus clientes, te recomendamos invertir en nuestros servicios de traducción profesional, al igual que ya lo han hecho clientes reputados en este mundo como:
La comida debe sonar apetecible
Da igual si el texto original es un menú, una etiqueta o un blog; muchos de los textos relacionados con la comida y la bebida necesitan sonar apetecibles. Pongamos algunos ejemplos.
Las etiquetas vinícolas son textos cortos con una doble función: proveen información objetiva al cliente sobre el origen del vino y sobre qué tipo de sabores pueden esperar, mientras que, con sus descripciones suntuosas, también les tientan a comprarlos.
Cada palabra se usa a conciencia para hacer que el vino suene delicioso y apetecedor.
Lo mismo pasa con los libros de recetas. Estos deben atraer al lector para comprarlo y probar las recetas en su casa.
Así, un traductor debe trasladar la información de manera correcta y fiel al texto original, pero también seducir al lector meta.
Muchas veces, modificar elementos del idioma fuente puede hacer presentar la comida más apetitosa y exótica, por eso, un buen traductor sabrá cómo conseguir el perfecto equilibrio entre adecuación y encanto.
Al fin y al cabo, podríamos denominar este campo como «traducción gastronómica y cultural», pues el conocimiento de la cultura también es esencial.
Transporte alimentario y control de calidad
En una sociedad tan globalizada, la comida se transporta a lo largo y ancho del mundo cada día y el complejo proceso de la importación y exportación necesita un sinfín de documentos para la logística de comercializar y transportar los productos.
Entre ellos, certificados de origen de importación/exportación, garantías de envío o recibos de confianza.
Además, estos documentos suelen venir con requisitos legales. Por ello, debes asegurarte de si necesitan ser traducidos por un traductor oficial certificado o no.
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