Las estrategias de traducción son todas aquellas herramientas que permiten hacer frente a los problemas que encontramos a la hora de realizar una traducción.
Es decir, son todos aquellos métodos (conscientes e inconscientes) que utiliza un traductor para que haya equivalencia lingüística entre dos textos en distintos idiomas.
Existen numerosas estrategias de traducción (calcos, préstamos, transposición…) pero hoy nos centraremos en dos métodos: la extranjerización y la domesticación.
¿En qué consisten la extranjerización y la domesticación?
Antes de empezar a traducir, el traductor debe decidir si el texto va a conservar el estilo y referencias de la cultura de origen o de destino.
Como podemos intuir por el nombre, la domesticación está orientada por la cultura de destino, buscando términos y expresiones que minimicen la “extrañeza” de la lengua de origen.
La extranjerización, por el contrario, está orientada por la cultura de origen, y busca conservar la mayoría de los elementos que son referentes culturales del país.
La elección de un método u otro cambia dependiendo de las exigencias del cliente, del traductor especializado y de las tendencias de la época.
Evolución de los métodos de traducción
Anteriormente, la globalización era mucho menor que la que hay ahora, por lo que muchos de los referentes culturales que encontrábamos en textos originales de otras lenguas eran desconocidos por la cultura española.
Por eso, los traductores solían tender a la domesticación de estos términos, haciendo que resulten más familiares para esta sociedad.
Este tipo de estrategia se veía reflejada sobre todo en el mundo audiovisual. Por ejemplo, en la serie de El Príncipe de Bel-Air podíamos encontrar referencias al Chiquillo de la Calzada.
Esto es algo que actualmente nos resultaría muy extraño, y nos preguntaríamos cómo es posible que una familia residente en Los Ángeles conociese un referente tan típico español.
Sin embargo, anteriormente era mucho más común cambiar el guion para que causara el mismo efecto humorístico en ambas culturas.
Con el paso de los años esto ha cambiado, la globalización es mayor, y con ello, el conocimiento de referencias extranjeras es mucho más frecuente en la sociedad española.
De hecho, incluso las películas infantiles han experimentado un aumento de extranjerismos, en parte también porque se busca una culturización a través del formato audiovisual.
Esto no quiere decir que todos los referentes actuales se dejen en su versión original.
Otro ejemplo, es en la película Ted (2012) donde traducen “back off, Susan Boyle” por “atrás, Falete”.
Hoy en día existen más defensores de la extranjerización que de la domesticación, sobre todo por “reducir” el efecto de la traducción y por utilizar la ventaja de poder enseñar a la vez que entretener.
Podemos ver un ejemplo de extranjerización en la película de Madagascar (2005) cuando dejan la frase de “I Heard Tom Wolfe is speaking at Lincoln Center” por “He oído que Bill Clinton da una charla en el Lincoln Center”.
¿Qué estrategias de traducción debo elegir?
La elección depende de muchos factores. El primer paso evidentemente es preguntarse cuál es el público meta, y a partir de ahí saber cuál es su conocimiento medio sobre el referente cultural que queremos traducir.
Un traductor especializado en la traducción cultural y audiovisual está siempre al tanto de estos cambios y referencias culturales, por lo que buscará la forma adecuada de hacer la alternancia lingüística.
BeTranslated es una agencia de traducción que cuenta con traductores profesionales nativos, especializados en traducción audiovisual, doblaje, traducción cultural, etc.
Traducimos desde y hacia español, en una gran variedad de combinación de idiomas.
Desde el francés, alemán, portugués, hasta el chino y neerlandés.
Si buscas de un profesional para que traduzca tu película o serie, escogiendo la estrategia de traducción perfecta para tus referencias culturales, no lo pienses más y contacta con nosotros hoy mismo para recibir más información o para un presupuesto gratuito sin compromiso.
Respondemos en un plazo máximo de 8 horas laborables.